lunes, 1 de febrero de 2016

A brand new feeling.

Paseábamos por la calle un día de enero, entre flores escondidas bajo la nieve. Yo era demasiado tímida como para intentar cogerle de la mano, ya me sentía suficientemente extraña sintiendo aquello que sentía. No podía dejar de mirarle,ella ya sabía que tiene una de esas miradas que embrujan. Quizá si que estaba un poco enamorada de ella, y tampoco le negaré que el miedo se apoderaba de mi cada vez que llegaba a mi puerta. Estaba siempre tan guapa...

Todo era muy nuevo para mi, nunca me había sentido así por una... en fin, por una ''amiga''. Aunque quizá la amistad nos quedó un poco pequeño. Ni siquiera sé si era consciente de lo mucho que me gustaba, tampoco sé si era correspondida. Mi propia timidez me ataba al silencio, y me hundía ante cualquier intento de tener algo más con ella, me encerraban en mi propia jaula. Estaba sepultada bajo yo misma, bajo mis miedos y el qué dirán;  y tu eras libre como un pájaro, amaba sin ningún prejuicio, solo le importaba el alma de la persona. Cómo le admiraba...

Seguimos con nuestro paseos durante algunos años. No era una época fácil, la gente comenzaba a hablar, ¿qué tendrían que decir sobre algo tan puro como el amor? Los susurros nos acompañaron toda nuestra historia, aunque no había nada que reprochar, ¿a caso mis sentimientos hacia una persona son tema de importancia nacional? Sin embargo a mi ya no me importaba lo que decían, me gustaba estar con ella, pasar el día con ella... Aunque ella parecía incómoda cada vez que oía algún comentario sobre nosotras.
A medida que crecíamos veía al libre pajarillo que volaba a mi lado encerrarse en una jaula de temor. Por otro lado, a mi lo que más me disgustaba era no haber llegado a nada más; aunque no me arrepiento de haber pasado tanto tiempo con ella.

Un día sin dar demasiadas explicaciones me dijo que no podíamos volver a vernos. En esa época había una gran represión contra un amor como el nuestro, que aunque discreto, nos ponía en peligro ante el régimen. Puede que ella optara por lo mejor para las dos, separarnos; aunque me doliese, aunque al principio no entendiera nada... Los sesenta no eran una buena época para dos adolescentes como nosotras.

Su sonrisa pasea ahora por el lacrimal de mis ojos, y su pelo azota mi espalda cuando intento no pensar en ella. Recordándome que la timidez no me llevo a ningún sitio, que nuestro amor quedó encerrado bajo llave, guardado en uno de mis silencios... Tengo cada imagen de nuestros paseos congelada en mi retina, como una foto, que miro demasiadas veces. Tuvimos el amor secreto más público de toda la ciudad, y aunque no llegáramos a nada como pareja, para mi llegamos a todo. Gracias por abrir mi jaula.

No hay comentarios:

Publicar un comentario